Hazel se siente muy emocionada y feliz, escuchando a su hija Amy cantando una canción durante el concierto para el Día de la Madre. Amy canta como solista Madrecita del alma querida, expresando su profundo amor por su madre. Hazel recuerda luego y dice “ese momento fue solo mío”. Hazel y Amy forman parte del coro de la Casa Tres Mundos (C3M), un centro cultural y escuela de música y arte en el centro colonial de Granada (Nicaragua). Hazel y Amy son cantantes sopranos que practican y dan conciertos con energía, dinamismo y felicidad.
Hazel Judith Collado Rodríguez, de 34 años y su hija Amy Franzella Alvarado Collado, de 11 años participan en la escuela de música de la C3M desde hace nueve años. Hazel empezó a cantar en el coro cuando Amy tenía dos años y la llevaba. Durante los últimos cuatro años, Amy ha tomado clases de flauta, violín y canto, y ha sido parte tanto del coro infantil como juvenil.
Para Hazel, la música es una motivación y una inspiración, una pasión que le ayuda a ver el lado más positivo de la vida. Ella dice que la música es “como una bebida energética” vinculada con sus emociones y que la ayuda a enfrentar los momentos más difíciles de la vida. Para Amy, la música le permite expresar sus sentimientos y entretener su mente. Ella es una niña suelta, espontánea y activa con mucha energía y deseo de aprender. Hazel y Amy opinan que aprender la música en la C3M contribuye al desempeño escolar de Amy porque le ayuda a ser motivada, a concentrarse y a desarrollar su auto-disciplina. Cantar y tocar instrumentos esta percibido como una actividad relajante y agradable, una recompensa después del trabajo académico.
Amy está muy agradecida con todos sus profesores de música ya que la han ayudado mucho. Siempre está motivada por venir a la C3M y dice que la directora de la escuela de música Reyna Somarriba es una inspiración. Mirando las carreras de algunos miembros del coro, Amy piensa estudiar música en la universidad.
Hazel y Amy sienten un enorme sentido de pertenencia a la C3M y dicen que la Casa es como su segundo hogar. Para Hazel, el coro es como una segunda familia que la da la oportunidad de desarrollar habilidades sociales, compartir con otros cantantes, conocer a diferentes personas y hacer parte de una comunidad. Aunque tiene solo once años, Amy se relaciona muy fácilmente con los y las adolescentes, jóvenes y adultos del coro, y demuestra un alto nivel de madurez. El poder participar en la escuela de música ha fortalecido la relación entre Hazel y Amy y ha consolidado su pasión compartida por la música. El esposo de Hazel, Francisco, esta también muy involucrado; el siempre atiende a todos los conciertos y participa en las actividades sociales del coro.
Hazel, Amy y Francisco constituyen una hermosa familia musical que hacen parte de la comunidad más amplia de la Casa Tres Mundos. Como se ve mucho, la pasión por la música se transmite de una generación a la otra, en este caso a la próxima generación de líderes musicales de Nicaragua.
Odette Langlais, voluntaria, Amigos de la Casa Tres Mundos, Mayo 2018
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