Guillermo Barraza comenzó en 1998 a dedicarse al dibujo abstracto, una de las manifestaciones más importantes del siglo XX. Lo que le apasiona de este tipo de arte es que niega completamente las representaciones de la realidad y se basa en la idea de que el color y la forma tienen su propio valor artístico.
Su instrumento de trabajo favorito es un lapicero, de cuales necesita por lo menos dos por cada dibujo. Para hacer acabados muy finos usa un lápiz de grafito.
Su estilo está predominado por formas humanas como la geografía del cuerpo femenino, las curvas e el erotismo. Los dibujos reflejan la vida, la creación. Además trazos característicos son ojos, embriones y serpientes, con cuales le gusta jugar con el observador. El mismo dice que el suyo es el color, la luz, la textura, la composición y la construcción de las formas.
Desde hace 2003 se juntó a los artistas en la Casa de los Tres Mundos y ahora trabaja allá.